¿Ropa de plástico? 100.000 botellas fueron transformadas en Colombia
El proyecto Bohío Playa, de Envigado, Antioquia, ha logrado generar impacto positivo en lo social y ambiental.
La consciencia por el cuidado del medio ambiente ha aumentado con el paso de los años, debido a que múltiples estudios han demostrado el avanzado deterioro de los ecosistemas en el mundo. Lo anterior, causado por el ser humano al aprovechar los recursos naturales de manera poco sostenible.
Ahora bien, el progreso y desarrollo económico trabajado de esta manera ha generado consecuencias cuestionables y lamentables al momento de hablar del medio ambiente. En medio de esto, una de las industrias que más contamina es la moda. De hecho, las grandes marcas a nivel mundial construyeron un estilo de producción denominado como 'Fast Fashion'.
Este modelo de producción surgió luego de que las grandes compañías de la moda sintieran la necesidad de vender cada vez más en tiempos récord. Ante esto, los grandes esfuerzos que se hacían para solo cuatro temporadas al año, pasaron a ser para más de 50 colecciones. Sin embargo, la producción y compra de ropa desmesurada al año provoca cosas como que el 73% de las prendas fabricadas cada año terminen incineradas o en basureros, dejando a esta industria como la segunda que más contamina en el mundo.
Año tras año la compra de prendas de vestir ha aumentado increíblemente. Pero esta no solo perjudica al medio ambiente, sino también está relacionada con la poca o nula garantía de los derechos humanos.
Lo anterior, según Green Peace, viene impulsado por el imaginario colectivo centrado en la necesidad innecesaria de comprar ropa en cortos periodos de tiempo basándose en tendencias. Lo cual promueve prendas de vestir a bajo costo con materiales de mala calidad, fabricadas velozmente y con trabajadores que tienen horarios de 14 a 16 horas diarias, que son muy mal pagos.
De hecho, Kelly Drennan, fundadora de la ONG Fashion Takes Action, aclaró que las redes sociales han aumentado la búsqueda de lo nuevo, el no repetir una prenda en varias fotos.
Ahora bien, según la Fundación Ellen MacArthur, entre el 2000 y 2015 la producción de prendas paso de 50.000 millones a más de 100 mil millones en solo ese periodo. Además, el uso de una sola prenda ha disminuido en un 36%, hay prendas que se usan apenas siete veces y luego son desechadas.
Por otro lado, se genera un uso inconsciente de los recursos naturales, e incluso el Fast Fashion representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global. A su vez, de acuerdo a un estudio de Green Peace del 2020, se emplean químicos altamente peligrosos, que terminan en ríos y cuerpos de agua. Por ejemplo, WRI indicó que se usan solo 2.700 litros de agua para realizar una sola camisa de algodón. Otro ejemplo es el señalado por la ONU, en donde aclara que fabricar unos jeans implica 7.500 litros de agua, que es el equivalente a la cantidad que bebe una persona promedio en siete años. Es aquí en donde se evidencia que el consumo innecesario de ropa o la búsqueda de estar a la moda genera daños y gastos enormes sobre los recursos naturales.
Y entonces, ¿cuál es la alternativa al Fast Fashion? Las personas pueden optar por el modelo Slow Fashion en donde las marcas desarrollan productos de calidad que tendrán más tiempo de vida. Asimismo, hay muchas acciones amigables con el medio ambiente como donar o vender la ropa que ya no se usa para que tenga una nueva vida; comprar a comerciantes del mismo país o ciudad para evitar la contaminación del traslado de la ropa durante los vuelos; no comprar a empresas que promueven largas jornadas de trabajo con salarios poco dignos. Así como comprar ropa de segunda o darle más uso de lo habitual a la ropa que ya se tiene y no dejarse guiar por tendencias.
Otra alternativa es comprar ropa fabricada mediante materiales reciclados, como es el caso del plástico. Bohío Playa es, por ejemplo, uno de los proyectos sostenibles y amigables con el medio ambiente. De hecho, fabrican camisas, pantalones e, incluso, vestidos de baño. Esta marca se autodenomina como "el sentir del Caribe llevado alta costura, somos una marca de playa netamente sostenible".
Daniel Velásquez, fundador de este emprendimiento que lleva ya siete años en el mercado, indicó que "la problemática que intentamos resolver es que la moda, que es uno de los principales contaminantes del mundo, deje de ser así, que sea como una caricia al planeta a través de moda sostenible".
Durante el proceso de fabricación de la ropa en Bohío Playa, "nosotros trabajamos con insumos completamente sostenibles, muchas telas hechas a partir de botellas y plásticos reciclados. Nosotros tenemos nuestros proveedores de insumos sostenibles. Después de eso, nosotros trabajamos las telas con personas adultas mayores y madres cabezas de familia", aclaró Velásquez.
Ante el consumo desmesurado de prendas de vestir, desde Bohío Playa señalaron que tienen principalmente un reto como empresa sostenible que es "poder contagiar el 'closet' de la moda, con la idea de que se puede trabajar de forma sostenible y ser viables económicamente, así como crecer como empresa sin dañar el medio ambiente".
Acerca de cómo estos productos realizados con plástico reciclado y la aceptación de los mismos frente al imaginario colectivo en el que la ropa debe realizarse con materias primas "nuevas", el fundador indicó que "no lo ha sido difícil, los medios de comunicación nos han ayudado mucho a llevar la idea de que se puede ser sostenible. No importa si una prenda nueva se trabaja con materia prima que es reutilizada, el mundo ya exige la reutilización de los materiales. Ha sido algo muy bien aceptado. Se le está dando una segunda vida a botellas y plástico reciclado".
Por otro lado, este proyecto sostenible destacó que han impactado en el país. "Hemos dejado una huella muy importante a la sociedad, porque hemos creído en las segundas oportunidades en todos los aspectos en lo social y en lo ambiental. En lo social le hemos dado empleo a abuelitas, que muchas veces es un sector que básicamente nadie les da trabajo. Nosotros hemos querido destacar su capacidad de crear, y también le hemos dado empleo a personas en condición de discapacidad, esto deja un impacto muy positivo y todo lo que tiene que ver con las materias primas sostenibles. Hemos reciclado más o menos el equivalente a 100.000 botellas plásticas convertidas en prendas".
Velásquez recalcó que uno de los retos más importantes ha sido principalmente emprender "es un reto muy tremendo, sobre todo en un país que tiene tantas trabas como Colombia en impuestos y pues en muchas cosas, pues al emprendedor se le que le exprime mucho y eso no se ve reflejado en oportunidades en el Estado. Sin embargo, a nosotros nos ha ido muy bien, hemos salido adelante a pesar de lo difícil. Hay en estadísticas muy alarmantes con los emprendimientos, pese a que son una fuerza económica muy importante, el Gobierno debería darle más importancia".
Finalmente, Velásquez aclaró que muchas personas llegan a la marca debido a que sus materias primas son recicladas. Lo anterior, evidenciando el aumento de consciencia de la ciudadanía al momento de comprar ropa.