Plantas que nos hacían felices cuando éramos niños y adolescentes
Hay cosas que solo los niños de antes podríamos entender, como la alegría que nos daban ciertas planticas que marcaban nuestras aventuras de infancia. Cada una tenía su magia especial, y por eso, hoy las recordamos con una sonrisa.
1. Máticas dormilonas
¡El entretenimiento perfecto! Si encontrabas una dormilona, el tiempo se detenía. Tocarlas se convertía en un ritual, y solo observar cómo se cerraban sus hojitas al tacto era suficiente para llenarte de alegría. Parchar al lado de estas máticas era un plan que no necesitaba más.
2. Máticas de limón
Estas pequeñas eran un verdadero reto para el paladar. Aunque su sabor amargo no era para cualquiera, las máticas de limón eran un banquete para los valientes. No importaba si algún insecto ya había pasado por allí (no lo pensábamos mucho), las comíamos y, de paso, reforzábamos nuestras defensas. ¡Todo un acto de valentía infantil!
3. Diente de león
Soplar dientes de león era todo lo que necesitábamos para ser felices. No había celulares ni plata, pero bastaba con encontrar estas flores para pedir deseos y reírnos viendo las semillas volar. Era la magia de los pequeños detalles.
4. Diente de león romántico
Cuando las flores de diente de león estaban amarillas, se transformaban en el gesto perfecto. Armar un ramito y dárselo a tu mamá o a la niña que te gustaba era el equivalente infantil de una declaración de amor. ¡Qué tiempos aquellos!
5. Tulipán africano, pipicitos o chichí de bruja
Si nunca jugaste a la guerra con pipicitos, ¿tuviste infancia? Antes de florecer, estas plantas tenían unos capullos que soltaban un líquido oloroso, y era inevitable usarlos para bromear con los amigos. Eran armas inofensivas que garantizaban risas y algún regaño ocasional.